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Allí en la orilla, las gotas
Que el dolor trajo á la frente
Seca el purísimo ambiente
Que se adormece en redor;
Y el pensamiento, ya libre,
Trasciende mares y tierra,
Para abarcar cuanto encierra
En sí la humana mansión.
Al soplo airado del Cielo
Mira ceder las naciones,
Indestructibles lecciones
Dejando en pos al pasar.
De las ciudades que fueron
Busca las débiles huellas
Y encuentra impresas en ellas
Del torpe vicio los piés;
Y en vez del blando murmullo
Que hace el mundano contento
Se escucha solo «Escarmiento»
Entre las ruinas sonar.
De Europa altiva sorprende
La desmayada natura,
Que el arte en vano procura
Lozana y fértil tornar:
De cada pueblo á las puertas
Negro fantasma se eleva,