Berro, en todo metódico, coleccionaba sus composiciones poéticas en un cuaderno especial, en cuya primera hoja se encuentran las líneas que, como prólogo suyo, hemos insertado en este libro; y al pié de algunas escribía lijeras apuntaciones para servir á su memoria ó estudio particular. De estas hemos tomado las que publicamos como notas del autor.
El honor que le resulta á nuestra patria, á Berro, y á los que, en su memoria, han honrado á la virtud modesta y al talento dedicado á la mejora social, nos hacen recordar aquí algunos de esos homenajes tan ricos de esperanza y de consuelo.
El duelo jeneral que produjo la pérdida del poeta ciudadano, del jóven virtuoso y aplicado, tuvo éco en las liras de los vates de ambas orillas del Plata, residentes en Montevideo. — La primera que se escuchó fué una voz hasta entonces desconocida; el jóven oriental Don Juan Carlos Gómez publicó unas sentidas estancias, que nos revelaron un nuevo poeta, en el mismo momento en que se depositaban en el sepulcro los restos mortales de Berro;