menos felices, como hemos tenido ensayos políticos; pero dominando en unos y otros, como era natural que sucediera, las tintas del elemento estrangero, preponderante en nuestra condicion política: el de la conquista primero; el de las ideas que adoptamos, particularmente las exaltadas por la revolución francesa, después. — Esto esplica, si no disculpa, el que se hayan perdido tantas vigilias en pálidas cópias, en borradas imitaciones de instituciones y sistemas que no son los nuestros; que han enjendrado violentas convulsiones, ó desaparecido por ese marasmo que aqueja á las plantas estrañas y las condena á una muda postracion.
Historiar la marcha de esos ensayos, buscando su enlace con el pensamiento político que ha trabajado á nuestros pueblos, es el proceder que, segun lo que alcanzamos, ha de conducirnos á señalar el lugar que merezca la obra que nos ocupa.
Sentidas quejas se han escapado contra la súbita y no preparada importacion de instituciones políticas: confesamos que grave daño debe haber ocasionado; no diremos que no ha podido obrarse con mas acierto, pero sí, que, atentas las circunstancias de nuestra emancipacion, era muy dificil que acaeciera de otro modo; dificil encajonar el torrente que se desborda; dificil no fascinarse con una luz llena y resplandeciente, y en aquellos momentos de animacion, no entregarse, cuerpo y alma, sin discusion ni exámen, con la confianza