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Evaristo Carriego.
Medio enterado
del tal asunto, existe quien asegura
que noche a noche vuelve tomado.
No tiene compostura...
¡Pobre! Ni loco
que estuviese... Por algo ya no se puede
aconsejarle que cambie un poco...
¡Es indudable que lo hace adrede!
De ninguna manera piensa enmendarse:
no quiere escuchar nada....
Y, aunque era de esperarse,
como con su conducta desarreglada
está hecho un perdido
a quien poco le importa del que dirán...,
a fin de cuentas, ha conseguido
que lo hechen del trabajo por haragán.