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Evaristo Carriego.
¿Y ese hombre al que nadie ha oído
hablar, en una semana
de vivir casi escondido,
que sale ya anochecido
y vuelve muy de mañana?
¿Y aquéllos que nos dejaron?
¡Tan obsequiosos y fíeles!...
El día que se mudaron
recuerdo que nos mandaron
una fuente de pasteles.
¿Y la viuda de la esquina?
La viuda murió anteayer.
¡Bien decía la adivina,
que cuando Dios determina
ya no hay nada más que hacer!
De los cuatro huerfanitos
no se sabe qué será:
¿a dónde irán? ¡pobrecitos,
hermanos, los muchachitos
que se quedan sin mamá!
... Mira, muchacho, la vela
se va a terminar, repasa
tus lecciones de la escuela...
Ya se ha dormido la abuela:
¡qué silencio hay en la casa!..