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temini, sicut qui spem non habent?[1] ¿Y lo que yo dije: Haec enim est christianae fidei suma; vitam veram expectare post mortem?[2] Pero vosotros faltando a la caridad, obrais contra Cristo, y por un vil interés, quereis entrometeros en los juicios divinos. Toda la fuerza de vuestros argumentos se estriba en que hay almas no bastante pecadoras para condenarse, ni bastante puras para entrar en el cielo. ¿Quién os autoriza a vosotros a anteponeros a los juicios de Aquél, que pesa y considera el más pequeño pensamiento, que sabe que es imposible exigir la perfección divina a seres de barro, sujetos aquí a miserias, necesidades y opresiones? ¿Quién os dice que Él juzgará como vosotros, que sois de inteligencia limitada? ¿Quién os dice que aquí no expiamos nuestras faltas con las miserias a que estamos sujetos? Si yo un tiempo pude admitir la sombra de esa posibilidad, ahora más convencido de la bondad divina y de la miseria del hombre, tengo absoluta confianza en Él, seguro de que su proceder y su juicio han de ser infinitamente más justos y mejores que los míos. Dejad, pues, ese afán de atesorar riquezas; ya teneis bastante; no juzgueis las almas de los demás, para arrebatar el último bocado a los pobres; dejadlas en manos de su Criador y no interpongais vuestras acusaciones, sólo para sacarles el poco dinero que les dejais. ¿Acordaos de lo que decía Fulgencio: Et si mittetur in stagnum ignis et sulphuris qui vestimento non tegit, quid passurus est qui vestimento crudelis expoliat? Et si rerum suarum avarus posesor requiem non habebit, quomodo alienarum rerum insatiabilis raptor?[3] Pensad que Satanás en el día del juicio puede decir de vosotros a Cristo: Tui autem cristiani, pro quibus ideo crucifixus et mortuus es, ut morti ipsi non timerent, sed essent de resurrectione securi, non solum lugent mortuos voce et habitu, sed etiam ad ecclesiam procedere confunduntur; aliquanti etiam ipsi clerici tui et pastores ministerium


  1. No quiero que ignoreis, hermanos, lo que hay acerca de los que duermen, para que no os contristeis, como los que no tienen esperanza —Pablo a los tesalónicos, Cap. IV-13.
  2. He aqui el resumen de la fe cristiana: esperar una vida verdadera después de la muerte. —de cons. mort.
  3. Y si se envía al estanque de fuego y azufre al que no dió vestidos al desnudo, ¿qué ha de pasar al que cruel le despojó el vestido? Y si no ha de descansar el avaro poseedor de las cosas propias, ¿cómo lo pasará el ladrón insaciable de las cosas ajenas? —De remiss peccat. Cap. XIV