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QUO VADIS

esclavos; porque sabéis que en cualquier momento pueden alzarse en masa contra la opresión vuestra, cual ya lo han hecho más de una vez.

» Eres rico, pero, ¿estás cierto de no recibir mañana la orden de renunciar á tus riquezas? Eres joven, ¿sabes por ventura si no será menester que mañana mueras?

»Amas, y la traición te acecha; estás enamorado de tus mansiones y de tus estatuas, y entre tanto mañana un mandato de la autoridad puede arrojarte á las desiertas regiones de la Pandataria (1); tienes miles de siervos, pero mañana pueden éstos hacer que tu sangre corra.

»Y siendo esto así, ¿cómo se concibe que estés tranquilo y satisfecho, cómo se explica el que vivas feliz?

Pero yo proclamo el amor, proclamo una religión que ordena a los gobernantes amar á sus súbditos, y á los patricios amar á sus esclavos, á los esclavos servir á sus amos con afecto: que á todos prescribe la justicia y la misericordia y que para después de esta vida promete una felicidad inmensa, comparable tan solo á un mar sin orillas.

»¿Cómo puedes tú entonces, Petronio, decir que una religión semejante destruye la vida, cuando por el contrario la engrandece, y cuando tú mismo serías cien veces más dichoso y te hallarías mucho más seguro de tu conversación, si ella abarcase hoy al mundo como lo abarca la dominación de Roma?» Así discurrió Pablo; y Petronio entonces le dijo: —Eso no es para mí.» —Luego, fingiendo que le acometía el sueño, se retiró; mas antes de salir, dijo: Yo prefiero mi Eunice, joh, mi buen judío! mas no quisiera luchar contigo en ese palenque.» Yo había escuchado con toda el alma las palabras de Pablo, y cuando habló de nuestras mujeres, glorifiqué desde el fondo de mi corazón esa doctrina, de la cual tú has brotado como un lirio primaveral en campo fecundo.

(1) Isla en la Bahía de Puzol.