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QUO VADIS

burbios, y una vez terminado el espectáculo comen cebollas con vino agrio ó reciben sendas palizas. ¡Sed dioses y reyes en realidad, ya que podéis permitiroslol En cuanto á tí, joh César! que acabas de amenazarnos con el juicio de las edades futuras, piensa que ese juicio te ha de comprender á tí también. ¡Por la divina Clio! ¡Nerón, señor del mundo, Nerón dios, incendió á Roma porque era tan poderoso en la tierra como Zeus en el Olimpo; Nerón, poeta, amó tanto la poesía, que á ese amor sacrificó hasta la propia patria! Desde el principio del mundo nadie ha realizado un hecho semejante; nadie ha osado ni siquiera intentarlo. ¡Te imploro en nombre de las dos veces coronadas Libetrices (1) que no renuncies á semejante gloria, porque los cantos que á tí se dediquen resonarán de siglo en siglo! ¿Qué será Príamo á tu lado; qué Agamenón; qué Aquiles; qué los dioses mismos? No es necesario que declaremos que el incendio de Roma fué bueno; fué colosal y extraordinario, y eso basta. Y digote además, que el pueblo no ha de alzar una mano contra til No es cierto eso que te cuentan. Ten valor; guardate de llevar á cumplimiento actos indignos de ti, pues lo único que amenazarte pudiera, sería el que las edades futuras declarasen: «Nerón incendió á Roma; pero, César tímido y pueilánime poeta, negó después por cobardía un hecho tan colosal, culpando en cambio á personas inocentes! » Las palabras del árbitro produjeron en el ánimo de Nerón, como de costumbre, una impresión profunda; pero Petronio no se hacía ilusiones acerca de que acababa de recurrir á un medio extremo que, llegada una eventualidad favorable, podría ciertamente salvar á los cristianos, pero al mismo tiempo era más fácil que se volviera contra él y causara su ruina.

Sin embargo, no había tenido ni un momento de vacilación, porque se trataba á la vez de Vinicio, á quien amaba, y del peligro, con el cual se complacía en luchar.

(1) Las musas, & quienes estuvo consagrada la fuente Libetra.