Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo I (1900).pdf/140

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
132
QUO VADIS

Si alli no querían entregarle á Ligia, si no se intimidaban ante las amenazas que se proponía hacerles, iría hasta el César, acusaría de inobediencia al viejo general y obtendría contra él una sentencia de muerte; pero ante todo les haría confesar el sitio en donde Ligia se ocultaba. Aún cuando se la dieran voluntariamente, él se vengaría. Ellos lo habían recibido, es cierto, en su casa, y lo habían atendido, pero eso no era nadal Con esta sola injusticia le habían desligado de toda gratitud. Y aquí su alma rencorosa y obstinada empezó como á gozarse anticipadamente en la desesperación de Pomponia Graecina al serle notificada por el centurión la sentencia de muertedel viejo Aulio. El se hallaba casi seguro de que la obtendría, pues contaba con la ayuda de Petronio. Por otra parte, el César nada negaba á sus intimos los augustianos, su negativa por móviles tuviera el desagrado ó el deseo personal.

á menos De pronto sintió como si el corazón desfalleciera dentro del pecho, bajo la influencia de esta suposición terrible: ¿Y si es el mismo César quien se ha apoderado de Ingia?

Todo el mundo sabía que Nerón, para disipar el tedio, buscaba en ocasiones un entretenimiento en los ataques nocturnos. El mismo Petronio había tomado parte en algunas de estas distracciones.

Su principal objeto era apoderarse de mujeres y mantearlas una á una en la capa de un soldado hasta que se desmayaban. El propio Nerón, en algunas ocasiones, llamaba á estas expediciones «caza de perlas», porque se daban casos en que cerca de los confines de algún barrio ocupado por una numerosa y desvalida población, solían coger una que otra perla verdadera de juventud y de belleza. Entonces el sagatio (1), como llamaban al manteo, se (1) De sagatum, traje ó vestido de sayo militar.