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QUO VADIS

po había existido entre él y Petronio una declarada rivalidad en lo tocante á Nerón. Tigelino tenía esta superioridad: que en su presencia Nerón procedía con menos ceremonia, ó mejor dicho sin ninguna; en tanto que hasta entonces Petronio había vencido á Tigelino en cada encuentro por la superioridad de su inteligencia y de su ingenio.

Y así había sucedido ahora.

Tigelino permaneció silencioso y se limitó á grabar en su memoria los nombres de los senadores y caballeros que al retirarse Petronio al fondo de la sala, le rodearon al punto, previendo que después del incidente ocurrido, seguiría seguramente siendo el primer favorito del César.

Al salir Petronio de palacio hízose conducir á casa de Vinicio y le refirió la escena con el César y Tigelino.

—No solo he apartado el peligro,—dijo, —de las cabezas de Aulio Plaucio, Pomponia y las nuestras, sino hasta de la de Ligia, á quien ya no han de buscar, siquiera sea por esta razón: que yo he logrado inducir á Barba de bronce, el mono, á que haga un viaje & Ancio, para seguir de allí á Nápoles ó á Bayas, y ese viaje lo hará.

Sé que hasta ahora no se ha aventurado á presentarse públicamente en el teatro, y sé también desde hace largo tiempo que piensa hacer esto en Nápoles. Además, está soñando con Grecia, donde se propone cantar en las principales ciudades y efectuar en seguida su entrada triunfal en Roma, trayendo todas las coronas que los Græculi» (1) (griegos) le han de otorgar. Y durante ese tiempo nosotros podremos buscar á Ligia sin que se nos estorbe y ponerla luego en sitio secreto y seguro. Y nuestro noble filósofo, ¿no ha vuelto aún?

—Tu noble filósofo es un pillo. No, no ha vuelto á dejarse ver, ni creo que vuelva máslige(1) Graeculli» tiene en este caso la significac despectiva ros, frivolos, fútiles, pues en concepto de tales eran tenidos generalmente los griegos por los romanos.