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QUO VADIS

Puedes ordenar que le cuenten cinco mil sestercios, pero solo en espíritu, en intención.

—Te daré un joven,—dijo Vinicio,—que irá contigo llevando la suma necesaria; dirás á Euricio que ese joven es tu esclavo, y entregarás al viejo, en presencia del mismo joven el dinero. Y puesto que has traído nuevas de importancia, recibirás para tí una suma igual. Hoy al anochecer volverás por el joven y por el dinero.

—¡Tú eres un verdadero César!—exclamó Chilo.—Permíteme, señor, dedicarte mi trabajo; pero permite asimismo que esta noche vuelva yo tan sólo por el dinero, pues Euricio me ha dicho que todas las embarcaciones habían sido ya descargadas y no vendrían otras con procedencia de Ostia, sino al cabo de algunos días.

¡Que la paz sea con vosotros! Así se despidden los cristianos. Yo me compraré una esclava, quiero decir, un esclavo. A los pescados se les coje con un anzuelo, y á los cristianos con un pescado. ¡Pax vobiscum! pax! pax!

¡pax!

CAPÍTULO XV

PETRONIO Á VINICIO: Con un esclavo de confianza te envío desde Ancio esta carta. Espero me contestarás sin tardanza, por el mismo mensajero, aunque tu mano esté más habituada á manejar la espada y la jabelina que la pluma. Te dejé sobre una buena pista y lleno de esperanza; pienso, pues, que ya habrás calmado tu pasión entre los brazos de Ligia, ó bien que la calmarás antes de que el soplo del invierno, descienda de las cimas del Soracto sobre la Campania.

¡Mi caro Vinicio, que la blonda diosa de Chipre te dirija; y sé tú el guía y el spintrio (1) de esa alba ligia, que escapa delante del sol del amor! Acuérdate que el mármol, (1) Tiberio llamaba así á los maestros en actos deshonestos.