Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo I (1900).pdf/69

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
65
QUO VADIS

yor motivo, cuanto que mi consejo le suministraba la oportunidad de mortificar á gentes honradas. Así, pues, te harán custodio oficial de ese rehén y pondrán en tus manos ese tesoro ligur; y tú, como amigo de los valientes ligures y á la vez como leal servidor del César, no querrás derrochar en manera alguna ese tesoro; antes bien, te esforzarás por procurar su incremento. El César, para salvar las apariencias, la guardará por algunos días en su casa y en seguida la hará trasportar á tu «insula.» ¡Hombre afortunado!

—¿Es eso cierto? ¿Entonces nada la amenaza en la morada del César?

— Si hubiera de vivir allí permanentemente, Popea lle garía á hablar de ella á Locusta (1); pero tratándose tan solo de unos cuantos días de permanencia, no hay peligro. Moran diez mil individuos en esa casa. Neron quizás ni siquiera llegue á ver á Ligia; fuera de que, por otra parte, ha dejado á mi exclusivo arbitrio el disponer todo el asunto. Sin ir más lejos, acaba de estar aquí el centurión que ha conducido á Ligia á palacio y confiándola al cuidado de Actea, de todo lo cual ha venido á informarme. Es una buena alma esa Actea, por lo cual dispuse que á ella fuese entregada Ligia. Y es evidente que Pomponia Graecina participa de mi opinión en este punto, pues ha escrito á la propia Actea recomendándole á Ligia. Mañana habrá fiesta en casa de Neron. He pedido para ti un asiento al lado de esa joven.

—Perdona, Cayo, mi impaciencia. Crei que habías dado orden de llevarla para ti ó para el César.

—Puedo perdonar tu impaciencia; pero es menos fácil perdonar tus ademanes groseros, tus exclamaciones vulgares y una voz que me trajo á la mente la de los jugadores de mora. No me agrada ese estilo, Marco, y debes guar (1) Hechicera por cuyo medio Neron dió veneno á Británico y Agrlpina & Claudio.

Tomo I
5