Página:R.E.-Tomo I-Nro.02.Id.02.djvu/7

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habian ido á reclamar las pipas cual si él no las tuviera más que en calidad de prestadas, y añadieron que querian apurar el vino del dia anterior en la forma que habian comenzado, y que después de hecho esto querian que les diera tabaco, porque de lo contrario ellos darian parte á su General; á lo cual, en efecto, recuerda el declarante que les respondió que se fueran á paseo y que Zumalacárregui les daría para tabaco; pero que con semejantes palabras él no quiso decir más sino que se marcharan de su casa y que los facciosos les cascarían las liendres.

Con esto y algunas meras formas de ordenanza, dio el fiscal por concluido el sumario; y dada cuenta al general Bernel, quiso este que el acusado fuese pasado por las armas.

Era el fiscal un capitán de artilleria de nuestro ejército, quien como representante de la ley objetó al General que lejos de haber prueba plena del delito, ni se probaba el conato en el sumario, ni las formas estaban cumplidas para imponer castigo á un español, mucho menos siendo dicho castigo la pena capital. Pero Bernel insistia terco en su propósito, cuando por efecto de aquellas diferencias hubo de llegar noticia al justificado Barón de Meer, entonces Virey-encargos de Navarra, el cual con superior autoridad dispuso que el preso fuese juzgado por todos los trámites de la Ordenanza.

Libraba pues el Chori de su impensado naufragio como en una tabla; y ya se le puso en comunicación y le fué nombrado por defensor otro oficial español, teniente de ingenieros, que con el fiscal capitán de artilleria, eran los dos únicos oficiales de nuestro ejército que con la legión argelina operaba, mandando el capitán una batería de montaña, y el teniente una mitad de zapadores.

Corrieron los días, y á su medida se captaba el simpático navarro más afecto y adquiría mayor Familiaridad entre aquellos militares que en el principal se juntaban á fumar, beber y jugar.

Fumar, jugar y beber son las tres libertades que el oficial subalterno pone más en ejercicio para remunerarse de los austeros trabajos de la guerra. Quiero decir, para sujetar las tres facultades del alma definidas en la doctrina cristiana bajo las denominaciones de memoria, entendimiento y voluntad, aplicando así instintivamente cada antídoto á su veneno, ó cada veneno á su antídoto; y ¡cosa notable! de estas tres neutralizaciones que á primera vista aparecen resolver la negación del hombre, resultan