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Amalia D. Soler

¡Y tiene percepción tan delicada!
¡y guarda tan recóndita ternura!
¿cómo esta inteligencia fué educada
en medio de tan grande desventura?

¿Cómo este ser perdido entre los seres
le dá nombre á las aves y á las flores?
¿y une de Guttemberg los caracteres
y conoce perfumes y colores?

Compadecer debemos su impotencia,
y sin embargo ¡tiene poderío!
¿á qué fin obedece esta existencia
si hay en su esclavitud libre albedrio?

¡Filósofos profundos! de la vida
venidme á descifrar este problema;
venidme á demostrar porqué escondida,
se encuentra en este ser la luz suprema!

¿Porqué la luz negáronle á sus ojos
si su mirada busca el infinito?
¿porqué las frases á sus labios rojos
cuando él nos dá su pensamiento escrito?

« Casualidad» (dirá el indiferente),
«que no debe tomarse tan en serio:»
«anatema de Dios» (dirá el creyente)
y osado es quien profana tal misterio.»

Estas definiciones no son nada;
no descifran el hecho por sí mismo;