por más que unos autores digan que el gato en cuestión se llamaba Russaf Mateo, y otros le llamen simplemente Minini. De todos modos el hecho resulta probado, aunque nada diga sobre ello Vaseo, ni tampoco lo mencione el Cronicón Iriense, y el bueno de D. Lucas de Tuy haga como que se olvida del caso, quizá, quizá, por razones de conveniencia.
Consta también que el rey Buby comenzó á reinar á los seis años bajo la tutela de su madre, señora muy prudente y cristiana, que guiaba sus pasos y velaba á su lado, como hace con todos los niños buenos el ángel de su guarda.
Era entonces el rey Buby un verdadero encanto, y cuando en los días de gala le ponían su corona de oro y su real manto bordado, no era el oro de su corona más brillante que el de sus ca-