la fecundidad de esta tierra, demás de lo dicho, el que en sus montañas se crían y dan cañas de tan extraña grandeza que un cañón de ellas admite dentro de sí una arroba de agua.
Sólo se nota y prepondera en este valle, fuera de lo ya referido de su gran fertilidad, las abundantes y crecidas cosechas de miel de corchos, que en crecidos y numerosos colmenares fabrica el laborioso y providente esmero de las industriosas abejas, de calidad virgínea y delicada, que se tiene por la mejor y más medicinal de cuanta se coge en el contorno de esta ciudad de Goathemala; siendo la que se coge por el tiempo de Navidad la más gustosa y de más conocido y glutinoso cuerpo, y en esta estación temporal, que es la del mayor rigor de los hielos, suele congelarse á manera de blanca y tratable azúcar; pero ea mucho más fragrante cuando se fabrica al libar las abejas el jugoso humor y substancia de las flores del suquinay, que es la más subida entre cuantas fragrancias se experimentan en las demás flores. Y de las abundantes cosechas de este género y la cera de los corchos, consiguen los dueños provechosas utilidades, y sin duda por estos montes pudiera mejor el poeta Mantuano que por los de Arcadia haber compuesto, si se hubieran conocido en su tiempo, la numerosa cadencia de su Égloga IV. En las cosechas que rinde su maíz al año, excede sin disputa á cuantas fértiles y fecundas tierras componen el hermoso y dilatado cuerpo del Reino; porque retribuye á trescientas y cuatrocientas fanegas de cosecha por una de sembradura, y así en este valle, siempre abastecido y lleno de este excelentísimo grano, vale y se consigue á precio acomodado más que en otro país ó provincia.