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Francisco Sosa.
RESIGNACIÓN.
No importa; sigue, mísera fortuna
Hiriendo sin piedad con tus rigores,
Y cual secaste las primeras flores
Que brotaron á orillas de mi cuna,
Seca así las demás; cuando ninguna
Mi senda alfombre ni me brinde olores,
El consuelo hallaré de mis dolores
En la virtud y fé que mi alma aduna.
Pasan los goces de la breve vida,
La amistad, el amor, cuanto hay de hermoso,
Y acaba el débil cual sucumbe el fuerte.
Mas el que lleva la virtud de egida
Feliz encuentra bienhechor reposo
En el seno tranquilo de la muerte.
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