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Recuerdos.
LA MAÑANA.
Del sol la luz esplendorosa baña
Del monte altivo la argentada nieve;
La rubia espiga del trigal se mueve
Los vientos al llegar de la montaña;
El ágil labrador de su cabaña
Al campo sale tras descanso breve
Que no ha turbado torcedor aleve:
Pues que nada ambiciona y nada extraña;
La verde grama que tapiza el suelo
Ostenta, con orgullo, del rocío
Las blancas perlas que lloró la noche;
Se eleva el ave hasta el azul del cielo,
Gozoso corre murmurando el río
Y la rosa gentil abre su broche.
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