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RETABLO
LA IGLESIA DE LOS DOLORES
QUI detengo mi cansada planta y mi curiosa alforja de viajero; tiene esta iglesia, calidad de olvido: la puerta tiene madurez de tiempo; y la penumbra de la estrecha nave como un lejano y retenido incienso detrás del cual mis ojos adivinan el empolvado y carcomido leño; en el altar, a la piedad expuesta, la Dolorosa envuelta en terciopelo;