sentes en la tierra quando los indios Gua3'curucs les auian hecho los daños y les anian echado de la tierra, despoblando vn pueblo que tenían muy grande e cercado de fuerte palizada, que se llama Cagagu; y rescebida la dicha información, el go- uernador mando llamar y juntar los religiosos e clérigos que alli estañan, conuiene a saber: el co- missario fray Bernaldo de Armenta y fra}^ Alonso Lebrón su compañero, y el bachiller Martin de Armenta, e Francisco de Andrada, clérigos, para que viessen la información y diessen su parescer si la guerra se les podía hazer a los mdios Gua}^- curues justamente. Y auiendo dado su parescer firmado de sus nombres, que con mano armada podia yr contra los dichos indios, ha les hazer la guerra, pues eran enemigos capitales. El gober- nador mando que dos españoles que entendian la lengua de los indios Guaycurues, con vn clérigo- llamado Martin de Armenta , acompañados de cin- quenta españoles fuessen a buscar los indios Guay- curues e a les requerir diessen la obediencia a Su Magestad y se apartassen de la guerra que hazian a los indios Guaraníes e los dexassen andar libres por sus tierras gozando de las ca^as e pesquerías del las, y que desta manera los ternia por amigos e los fauoresceria, e donde no, lo contrario haziendo, que les haría guerra como a enemigos capitales. Y assí se partieron los susodichos encargándoles tu- uiessen especial cuydado de les hazer los aperce- bimientos vna e dos e tres vezes con toda tem- planza. E ydos, dende a ocho dias boluieron e di- xeron e dieron fe que hizieron el dicho apercebi-
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