liemos que hazer en defenderles las orejas de los cauallos; son muy amigos de 3^r a morder en ellas y en entrando vn morciegalo donde están los ca- uallos se desasossieg-an tanto que despiertan a toda la gente que ay en la casa y hasta que los matan o hechan de la caualleriza nunca se sossiegan, y al gouernador le mordió vn morciegalo estando dur- miendo en vn vergantin, que tenia vn pie descu- bierto, y le mordió en la lumbre de vn dedo del pie y toda la noche estaua corriendo sangre hasta la mañana, que recordó con el frió que sintió en la pierna y la cama vanada en sangre, que creyó que le auian herido, y buscando donde tenia la herida, los que estañan en el vergantin se reyan dello porque conoscian y tenían experiencia de que era mordedura de morciegalo y el gouernador hallo que le auia llenado una rebanada de la lumbre del dedo del pie. Estos morciegalos no muerden sino adonde ay vena, y estos hizieron vna muy mala obra y fue que lleuauamos a la entrada seys co- chinas preñadas para que con ellas hiziessemos casta, y quando vinieron a parir los cochinos que parieron, quando fueron a tomar las tetas no ha- llaron pegones, que se los auian comido todos los morciegalos y por esta causa se murieron los co- chinos y nos comimos las puercas por no poder criar lo que pariessen. También ay en esta tierra otras malas sauandijas y son vnas hormigas muy grandes, las quales son de dos maneras: las vnas son bermejas y las otras son muy negras; do quie- ra que muerden qualquiera dellas, el que es mor- dido está veynte y quatro horas dando bozes y re-
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Apariencia