jos y maridos, y visto que no podian yr a ellos, se ahorcaban; ya que esto no hacian, hartábanse de tierra, porque antes querian matarse que no sufrir la vida que muchos les daban… parésceme que ay cristianos que tienen a ochenta e a cien indias, entre las cuales no puede ser sino que aya madres y hijas, hermanas e primas„.
No menos horrores contaba Gregorio de Acosta: “este Felipe de Caceres hera hombre muy tímido y audaz y cobarde y muy soberbio y vengativo y cobarde en su persona; llego asidos los hijos naturales de la tierra, pensando por aquí sustentarse con ellos, y por esto y por ser ellos muchos, les consentían hacer muchos desagisados e desverguenças en que apellavan los hombres honrrados e deshonrravan los hombres honrrados entrandoles de noche y de dia en sus casas a sus mugeres y hijas, y rrovando y haciendo otros de liviandades… roban a quien quieren y disfaman a quien quieren, y quando acaeze que prenden a uno, por una puerta entra en la carcel y por otra le sueltan; sacan las donzellas de casas de sus padres y llevanlas por los campos a desflorarlas y deshonrrandolas, y a cavo de tres dias las buelven en casa de sus padres, amenazandolos que no los castiguen por ello, y afrentando las mujeres casadas con hombres muy honrrados y deshonrrando sus hijas„[1].
- ↑ Relacion breve en el Rio de la Plata fecha por Gregorio de Acosta para Su Magestad e para su Real Consejo de Indias. (1545.)
Publicada en la Colección de documentos relativos á la Historia de Amé-
