dello resultaua y que en el puerto de los Reyes era impossible hallarse bastimentos para substentar tanta gente y para fornecello de nueuo y que los maizes no estañan para los coger, ni los indios te- nían que les dar, y que se acordassen que los natu- rales de la tierra les dezian que presto vernia la cresciente de las aguas, las quales les pondrían en mucho trabajo a nosotros y a ellos, no basto esto y otras cosas que les dixo para que todavía no fuesse persuadido que se boluiesse. Conoscida su dema- siada voluntad lo ouo de hazer por no dar lugar a que ouiesse algún desacato por do ouiesse de cas- tigar a algunos, y assí los ouo de complazer y man- do apercebír para que otro día seboluiessen desde allí para el puerto de los Reyes. Y otro día de ma- ñana embio dende allí al capitán Francisco de Ri- bera, que seles ofrescio con seys christianos y con la guia que sabia el camino, para que el y los seys christianos y onze indios principales fuessen con el y los aguardassen y acompañassen y no los dexa- ssen hasta que los boluiessen donde el gouerna- dor estaua. Y les apercibió que si los dexaua, que los mandaría castigar, y assí se partieron para Tapua llenando consigo la guia que sabia el cami- no. Y el gouernador se partió también en aquel punto para el puerto de los Reyes con toda la gen- te, y assí se vino en ocho días al puerto, bien des- contento por no ^uer passado adelante.
