en lili encerado y le enclauaron el madero en la popa del verg'antin con seys cíanos en la cabera y pie, y dezian los carpinteros que auian puesta aquello alli para fortificar el vergantin, y venia tan secreto que todo el mundo no lo podia alcan- zar a saber, y dio el carpintero el aniso desto a vn marinero que v^enia en el, para que en llegando a tierra de promisión se aprouechasse dello. Y es- tando concertado que le auian de dexar ver antes que lo embarcassen, el capitán Salazar ni otros ningunos le vieron, antes vna noche a media noche vinieron a la prisión con mucha arcabuzeria, tra- yendo cada arcabuzero tres mechas entre los de- dos porque paresciesse que era mucha arcabuze- ria, y ansi entraron en la cámara donde estaua preso, el veedor Alonso Cabrera y el factor Pedro Dorantes y le tomaron por los bra(;os y le leuanta- ron de la cama con los grillos, como estaua mu}^ malo, casi la candela en la mano, y assi le sacaron hasta la puerta de la calle, y como vio el cielo (que hasta entonces no lo auia visto) rogóles que le de- xassen dar oracias a Dios, y como se leuanto, que estaua de rodillas, truxeronle alli dos soldados de buenas fuergas para que lo lleuassen en los bra- cos a le embarcar (porque estaba muy ñaco y toUi- do), y como le tomaron y se vio entre aquella gen- te dixoles. Señores, sed testigos que dexo por mi lugarteniente al capitán Juan de Salazar de Espi- nosa para que por mi y en nombre de Su Mages- tad tenga esta tierra en paz y justicia hasta que Su Magestad prouea lo que mas seruido sea. Y como acabo de dezir esto, Garci Vanegas, te-
