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VII

123 Vox populi Villahonda cree a pies juntillas que toda aquella familia pertenecía al diablo, quien en la noche de los Santos sube a la tierra a recoger sus cosas.

Si trataras de convencer a aquella ciudad, a sus mujeres especialmente, de que en la catástrofe sólo intervinieron causas naturales, te objetarán:

Y el cuerpo del tío Basilio? ¿Dónde fué a parar? ¿Quién sino el demonio pudo escamotearle?

Para que contestes, benigno lector, a estas observaciones de las villahondinas, te referiré que el año último, al componer el tejadillo de un vetusto edificio frontero a la iglesia, que sirve de cuartel de Caballería en la actualidad, se halló junto a una chimenea un esqueleto cubierto con un pantalón y una chaqueta iguales a la chaqueta y pantalón que usaba el tío Basilio, y que, según opinan personas dignas de crédito, allí fué a parar el campanero cuando le arrebató a los aires la Febrero, 1877campana.

Y es todo lo que me proponía contaros. No es mucho. Podía ser más, y puede ser demasiado.