Página:Relaciones contemporáneas - Ortega Munilla (1919).pdf/53

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
47
 

¡Ah, tunante! Esto te lo digo muy serio. ¿No me negabas tener la más pequeña inclinación hacia Narcisa? ¡No me asegurabas que te era indiferente? No persistirás en tu hipócrita negativa después que una casualidad, en que Pantoja, con su ciega fe primitiva, vería la mano de la Providencia, ha puesto en mi poder una carta que tú escribías a Narcisa dándole una cita para las doce de la noche en el jardín, junto al huerto. Quiero que vuelvas a leer esta carta, que tú tendrás por perdida y habrás buscado inútilmente entre tus papeles. Dice así:

«¿Cómo no fuiste anoche? Yo a las doce maté »la luz y salí al pasillo, asomándome a la galería.

»Vi morir una a una todas las luces de la casa; »sólo quedaba la de tu cuarto, que brilló hasta más de las dos. Bajé al huerto y me senté al lado de »la noria, aguardándote... ¡Nada! ¿Cómo no baja»rá?—me preguntaba cada tres minutos.... Ten»go ansia de oír tu voz a solas, y quiero que otra »vez me digas que me amas. Quiero que dejes una »hora tus manos entre las mías en dulce guarda y »depósito de amor... Pero tú no me quieres. No te »pongas seria. Esa es la verdad: tú no me quieres.

»»Desdeñosilla, ingrata, alma fría: ¿cómo no me »adoras queriéndote yo tanto?... Ahora recuerdo »que anoche, al levantarnos de la mesa, después de »terminada la cena, me hiciste señas con tu pa»ñuelo; pero yo, que en esto de señas soy la torpeza ▸misma, no las entendí. Acaso quisiste decirme que »no podías bajar al huerto. Yo me quedé en ayr Santuan LVAILION TO HOUTAING