Página:Reseñas y Críticas Ernesto Quesada.djvu/159

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
151
JUEGOS FLORALES EN BUENOS AIRES

Entonces escuché brotar sonora La voz, antes no oída, De la inmortal Naturaleza ; entonces De la alta estrella y de la errátil nube, Y del clamor con que en el ancho Plata Suelen las olas avanzar rugiendo Su ira á estrellaren mi natal ribera. Un mundo desprendióse de armonías. Donde linea j color j ritmo, unidos A férvido sentir, á excelsa idea. En hermandad sublime La presencia de un Dios me revelaban.

Tu dulce amor cual generosa y amplia Onda de luz se derramó en mi mente, Y fué mi corazón acorde lira Donde eco j forma halló el eterno ritmo. ¡ Inefable emoción, engendradora De briosa virtud y alto deseo ! Rica de savia nueva E1 hombre siente rebullir la vida, Y, lleno el pecho de viril constancia, Al mundanal combate se apercibe, Y ni rudo revés, ni arduos afanes, Ni sirtes mil su intrepidez doblegan. Que, vencedor, una mirada ardiente De su amada feliz le aguarda en premio.

¡ Cómo anhelé que tu adorada planta El lauro hollara á mi laúd ceñido! Y ¡ oh cuántas, cuántas veces Vino, mi oído á acariciar suave. En ondas vibradoras De alto loor y de ruidoso aplauso. Tu dulce nombre entrelazado al mió 1 ¡Engañosa ilusión! Al ave humilde De corto y débil vuelo, Nunca el cóndor audaz prestó sus alas, Ni alcanzó á la orgullosa Copa del roble el vacilante junco.