como él mismo la califica — se deja arrastrar de su predilección : acaba de decirnos que sólo se ocupa de las personalidades "que ha tenido la suerte de tratar", y sin embargo, su entusiasmo lo lleva á dedicar gran parte del capitulo á Gutiérrez González, poeta notabilísimo, es cierto, pero que murió en Medellin, el 6 de Julio de 1872...
Se ocupa largamente de Rafael Pombo, el famoso autor del canto de Edda, que dio la vuelta á América y que mereció, entre la avalancha de contestaciones, una hermosísima de Carlos Guido y Spano, "Pombo — según el Sr. Cané— es feo, atrozmente feo. Una cabecita pequeña, boca gruesa, bigote y perilla rubia, ojos saltones y miopes, tras unas enormes gafas... Feo, muy feo. Él lo sabe y le importa un pito." Refiere el autor una aventura de la Sra. Eduarda Mansiila de García con Pombo, y á fe, que lo hace con chiste y oportunidad.
Dice el Sr. Cané que Rafael Pombo, á pesar de las reiteradas instancias de sus amigos y de ventajosas propuestas de editores, nunca ha querido publicar sus versos coleccionados. Y hace con este motivo una observación, que por cierto ha de causar alguna extrañeza entre nosotros, porque la costumbre que se observa es diametralmente opuesta. He aquí esa curiosa observación: "Cuántas reputaciones poéti-