¿Qué queda, en definitiva, de Adolfo Mitre? Salvo el cariño vivísimo que de su memoria guardarán siem- pre los suyos, y de los que no olvidarán al amigo, su temprana muerte le impidió dejar un rastro profun- do en su época, y los que han venido después sólo por el pequeño volumen de Poesias pueden juzgar al que ya no existe.
Y, sin embargo, para quien le conoció, ese libro, por modesto que parezca, exhala un perfume pene- trante, porque revela la intensa personalidad del poeta, demasiado altivo para no ser sincero, dema- siado artista para no distinguirse del número infinito de los adoradores de la rima. Adolfo Mitre ocupará siempre un lugar distinguido en la historia de las le- tras argentinas, y sus Poesias no serán por cierto clasificadas como "una de tantas" entre las numero- sísimas que el numen fecundo de nuestra raza ha producido.
La lectura de su libro hace pensar, y permite re- constituir con la fuerza de la vida una figura que fué á la vez esencialmente simpática y de una corrección singular.