nables disposiciones escritas en la fabla antigua del Rey Sabio ó en el latín bizantino del clásico Justiniano ; el doctor Obarrio se hizo notable por la precisión con que conociera esas venerables legislacio-
nes, cualidad que hasta el día de hoy conserva. Y á fe que esto no es, en la intención del que estas líneas escribe, un verdadero elogio : la novísima legislación argentina, codificado ya en leyes ó en proyectos, ha
tomado á los abogados de la antigua escuela un tanto desprevenidos, por cuya razón los que han estudiado los nuevos códigos se han visto obligados á especializarse en alguno de ellos. De ahí que el doctor Obarrio, si bien sea autoridad en materia comercial y criminal, deje traslucir, tanto en sus conferencias universitarias como en lo que ha publicado, algunas li-
geras deficiencias en otros ramos de las ciencias sociales, como ser — para no citar sino al acaso — en lo que al Derecho Internacional Privado, y á la Economía Política se refiere.
Es el doctor Obarrio un hombre relativamente joven, que goza de esa buena salud que influye tan extraordinariamente en el carácter. Cualquiera al verle creería que se encuentra ante uno dé esos hombres violentos y arrebatados, en los cuales domina la pasión difícil á veces de moderar : y es con asombro que al poco tiempo se convence el más incrédulo, que