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Página:Reusmann paginas inmortales.djvu/184

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1) PAGINAS INMORTALES

ejemplar y patriota decidida, que arriesga la exis- tencia por defender la causa de su partido y evitar huevos ultrajes á los tristes Cerrotados, es la digna matrona que va á ocupar nuestra atención.

El hecho es conocido, pero ahora, más que nun- cea, es digno de recordación :

Después de la batalla de Famaillá ó Monte Gron- de, Oribe queda dueño del Norte, El General Gaz- cón se apodera de Tucumán, y camino de Salta hu- ye Lavalle, ordenando al Comandante Sandoval que se incorpore al (robernador Don Marco M, de Ave- Maneda para seguir la retivada, Sandoval traiciona á todos y los entrega poco después en Metán al Co- ronel Maza, quien los manda degollar. La cabeza de Avellaneda es colocada allí mismo sobre un poste, y al día siguiente, atada con unos tientos al recado se la llevan á galope hasta Tucumán, en cuya plaza estuvo expuesta quince días consecutivos en la pun- ta de una lanza.

La señora de García, ya notable por el raro coraje con que arrostraba sus opiniones políticas á la fuz de todos sus enemigos, concibe entonces la idea de salvar la cabeza del mártir de la profanación de sus vencedores, y darle eristiana sepultura.

Era su huésped el Coronel Carballo, uruguayo. á quién Gazcón había nombrado jefe de la plaza,— militar muy honesto y distinguido por la corrección de sus maneras y la delicadeza de sus sentimientos y que correspondía con verdadera afección á las atenciones de Doña Fortunata, quien bajo la égida de su caballerosidad había presto el hogar de sus tiernos hijos.

La noche á que hacemos referencia, en una hora