LA HUA DE ZITÁCURRO
Tra un sábado de gloria del «ño 1865... a bella virgen de lus inentañas michoacanos, — la esforzada Zitácuaro, —heróica viila renacida de ser de nuevo épico baluarte de la de resistir cuatro años los vejá- menes dol invasor austriaco, caía sloriosamente, desplegando su baudera nzciomal á la misma hora en que so arriaba en los dentás estados mexicanos,
Reducida á esennbros y eenizas por una fomi dable Icjión de belgas que las tropas republicanas, inferiores em número no pudieron repeler, los s+- enaces del vástago de Hapsburgo se habían entregá- odioso pillaje.
tn medio al ensordecedor ruido del incendio y de la barbarie más repugnante, al cue 50 mexzola. ban los ayes de los moribundos,—enfermos y decré- pitos en su mayoría que no habían podido salvar cl círeulo de fnego,—oyóse por algún tiempo un grito lejano y débil que, como lamento sostenido de ago- nía, venia á morir al pie de la ciudad heróica, ¡Era la población refugiada en los cerros, que al ver con-