LAS MARTIRES DE LA PAZ
Añn se estreme:e el corazón de horror al preten- der recordar someramente las cruentas escenas de los españoles en la Ciudad de La Paz, después que éstos sofocaran el movimiento liberal promovido por el ilustre americano Pedro Domingo Morillo!
Los principales caudillos de la insurrección fue- ron condenados á li horeca; más de achenta compli- cados, sufrieren el destierro y confiscación de bie- mes, y los menos prestigiosos, sumidos en Cs:uras mazmorras, de donde no todos salierna ¡losos,
Poco tiempo después, conocido en La Paz el éxito brillante de las armas argentinas en Suipacha, las paceñas que habían abrazado entusiastas la enusa de la independencia y cooperado á ella por cuantos medios les fué posible, fueron también víctimas ex- piatorias de las opresores del Alto Perú,
Perverzos y vengativos, las hicieron sufrir crueles persecuciones y horribles padecimientos que ellas sopeitaron con heroica resignación, sin que jamás de sus labios brotara una palabra de protesta, Án- les y después de la felonía de Huaqut,—baldón eter-
