la suya propia i en esperimentos hechos en perros, destruyó estos temores i mostró, talvez de una manera exajerada, los peligros de la ligadura que a la sazon se aplicaba i preconizó la temporizacion.
En tiempo de Boyer se distaba mucho de una opinion definitiva. Boyer dice simplemente, que la conducta del cirujano varía segun los casos, dejándolo así en una situacion harto embarazosa.
Velpeau, reconsiderando la memoria de Pipelet, la califica mas bien como un modo de ver teórico i como una opinion preconcebida que como hechos bien observados, i refiere 15 observaciones de hernias estranguladas encerrando el epiplon, el que fué ligado i cortado sin accidentes, inclinándose por consiguiente hácia la reduccion.
H. Larrey, Robert i Jobert de Lamballe, publicaron observaciones en las cuales el epiplon, permaneciendo afuera, fué abandonado a sí mismo. Obtúvose la curacion espontánea sin que se presentaran tracciones dolorosas.
Gosselin, por último, formuló este sabio precepto del cual es imprudente separarse: redúzcase el epiplocele si es reciente i poco voluminoso; déjesele en la herida sin inquetarse si han pasado 6 u 8 horas.
El consejo es prudente i sabio; pero Gosselin no nos dice lo que hace, cuando la reduccion no se efectúa espotáneamente. Suponemos que recurre entónces, a la ligadura estemporánea como Chassaignac i Maisonneuve; o bien a los cáusticos como los cirujanos de la escuela de Lyon. Pero, ¿acaso no seria posible evitar en todos los casos esta operacion, como se deja entrever si se piensa en la sigular i rápida accion del percloruro de fierro en el caso referido?
Tratábase de un epiplocele del tamaño de una naranja; una sola aplicacion hizo disminuir en algunas horas el tumor a su mitad; tres dias despues, con dos nuevas aplica-
