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Página:Revista de España (Tomo I).djvu/110

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Memorias

la guerra de la Independencia, y prescindiendo de no sé cuántos pinchazos recibidos en— duelo.

¡Excelente persona, grande oficial, cumplido caballero; pero de una severidad en ad en el se servicio....! ¡Guarda Pablo! Prefiero sudar hasta el quilo á que el cabo primero, como gráficamente le llama la tropa, me sorprenda con un solo be con un solo boton desprendido de su o correspondientesu ojal Las nueve y media de la noche: el capitan de dia y los oficiales de semana se han ido ya. Bien puedo quitarme siquiera los dos botones primeros y el corchete, que me está dando garrote..... ¡Oh!

¡Respiro....! ¡Maldito corbatin!

«¡Sargento de guardia!—¿Manda V. mi alferez?—Cerrar la puerta del cuartel; y prevenga V. al centinela que esté muy vigilante, y avise con tiempo, si viene algun jefe.—Ya está advertido, mi alférez; y sabe que si se descuida....—Bien, D. Victoriano (mi sargento era alférez graduado); cuento con V.—Esté V. tranquilo mi alférez, ni el mismo cabo..... quiero decir ni el Sr. Brigadier mismo entrará en el cuartel, sin que V. lo sepa antes.»nge of D. Victoriano es un soldado viejo, con más conchas que un galápago, endurecidas en veinte y pico de años que lleva de primero; hombre, además, que sabe la aguja de marear al dedillo, y que entiende á media palabra.

Bien puedo quitarme otros dos botones..... Pero, este corbatin de Satanás me sofoca..... ¿Quién dijo miedo?....! ¿No está prevenido el sargento....? ¡Fuera corbatin....! ¡Caramba! ¡Esto ya es respirar....! Apaguemos el hediondo belon que me está, con su tufo, emponzoñando..... ¡Así....! Ahora los mosquitos tendrán que buscarme á tientas.

Me tiendo en el sofá: durilla es la paja de anea: pero ¿quién repara en pelillos, en un cuerpo de guardia?—No soy yo á la cuenta, porque me he dormido como un tronco y en mal hora, sin duda, pues era ya muy cerca de la media noche (como lo ví despues), cuando súbito me desperté al estruendo de confusas voces, sables que arrastraban, y precipitados pasos en el zaguan del cuartel.

Púseme en pié de un salto, y ya abria la boca para llamar á