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en el próximo Verano, y en sus ramas levantarán á todas horas del día su himno de vida los pájaros libres, alegría perpétua de los jardines. Dentro de pocos años la metamórfosis habrá sido radical. No puede un campo desnudo transformarse en bosque sin que sobrevenga un cambio también en el número y variedad de sus habitantes animales.

Antes que este fenómeno natural se opere, me siento solicitado por la necesidad de conservar en estas páginas una nota del presente, para cuando se cambie en lejano pasado, y quiera algun curioso comparar los elementos de uno y de otro tiempo.

Entónces, pues, cuando las recientes plantaciones se hayan desenvuelto debidamente, numerosas especies de Aves vendrán á anidar ó á cantar en las arboledas; otras se detendrán en ellas en su paso migratorio ó en busca de sustento, y así se operará, sin violencia, un fenómeno que, en sí, no tiene nada de maravilloso.

Entre tanto, paso de lleno á la cuestion. El título de este ligero trabajo no promete mucho, ni ofrezco en él otra cosa que una página arrancada de cierto cuaderno que algún dia se presentará con más tono y arrogancia que su centinela de avanzada.

Las Aves libres en el Jardin Zoológico representan los habitantes indígenas, más ó menos permanentes ó accidentales que, en distintas ocasiones, he podido observar en el terreno, y el título significaría algo más que el de «localidad» si se tratara de publicar una coleccion valiosa, como expresion de una Fauna ornitológica limitada.

Conociendo las costumbres de los animales que aquí señalo, será fácil reconocerlo que de ellos se ha observado y lo que con los representantes de sus especies sucederá mas tarde. Algunos, como los Trupiales ó Pechi-rojos, quizá no vuelvan á verse alli, porque, prefiriendo la llanura herbosa y tranquila, mal podrían hallarse á su gusto entre céspedes ó canteros limitados por caminos que, ya hoy, recorren millares de personas en un dia; las Perdices no lo visitarán mas; en cambio bandadas de Palomitas se verán por todas partes y anidarán en las ramas de los Eucaliptos, de los Pinos y de las Acacias; los Benteveos de la vecindad se reunirán allí en compañía de los Churrinches y Tijeretas, asi como muchos que no figuran todavía en su recinto.

No tiene ésto las proporciones de una Fauna local. Si así fuera, si incluyera todas las especies que un cazador podría haber adquirido bajando á tiros aves de paso, figurarían aqui casi todas las especies de Buenos Ayres. Por esto no se incluyen en la lista ni los Cisnes de cuello negro, ni los diversos Patos que, en bandadas á veces numerosas, lo han cruzado por la altura, ni muchísimas otras especies que han sido observadas en los alrededores.

Pero más que cualesquiera explicaciones dirá su objeto la siguiente enumeracion.