oportunidad para agradecerle una vez más su fino obsequio.
Traté tambien de conseguir el esqueleto, pero desgraciadamente, en esas alturas, en las que á menudo escasea la carne fresca, las gentes comen todo animal que cazan y sobre todo los mamíferos, sin respetar al mismo Tigre, cuya carne, parecida á la del cerdo, mucho aprecian; de modo que ni el cráneo se salvó. Los pocos sesos que contiene fueron tambien comidos y para esto tuvieron que partirlo con el hacha, y los caninos fueron repartidos entre los cazadores para llevar de curiosidad ó regalar á alguna comadre de esas que creen que son muy eficaces para provocar la denticion de las criaturas.
La caza del animal que me ocupa había sido muy curiosa y peligrosa. Los perros lo descubrieron trepado sobre un árbol, y como ladraran á su pié, los cazadores escudriñaron un buen rato con la vista hasta dar con la masa negra del Tigre, que vieron asombrados, sin darse cuenta al principio de lo que era.
Un balazo mal dirigido lo hirió, y el felino se largó al suelo, atropellándolos como un rayo.
Felizmente los perros lo acosaron y en eso estribó su salvacion; el Tigre se entretuvo en matar algunos, lo que aprovecharon los cazadores para ultimarlo á balazos. Referían aquellos que nunca habían visto bicho mais ferois; el epílogo ya sabemos cual fué: una lágrima sobre los cuerpos de los perros que quedaron tirados allí, y la olla y el asador que se encargaron de preparar la vianda felina.
Leyendo un libro del señor Emmanuel Liais, Climats, Geologie, Faune et Geographie Botanique du Brésil, en la página 455 encontré la descripcion de este carnicero y las razones que han inducido al autor para fundar una especie nueva, con el nombre que encabeza estas líneas, razones y descripcion que están contestes con la comparacion que he hecho del cuero que poseo, y que creo muy razonables.
Las medidas de este animal son, en general, 1 60 de largo, desde la punta del hocico á la raíz de la cola; esta última tiene 0.60 de largo.
Las medidas que publiqué en mi primer Viaje á Misiones