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Página:Rodolfo Lenz - Estudios araucanos.djvu/412

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ESTUDIOS ARAUCANOS IX

Sabido es que la verdadera epopeya se forma solo en la juventud de los pueblos sobre la doble base de la mitología y de la historia. La epopeya nacional expresa el sentimiento y el pensamiento de un pueblo entero e interesa al pueblo entero. Para que esto sea posible se necesita algún impulso violento que despierte el alma de la nación. Así lo podemos observar en todas las epopeyas nacionales y con mayor claridad en la más grandiosa y relativamente más moderna de ellas, la de los francos que se formó en la Francia en los siglos de las guerras nacionales (500-900 p. Chr.). El hecho histórico, la hazaña de algún héroe, primero engendra la simple narración, con la cual él mismo o uno de sus compañeros comunica lo sucedido. La conmoción violenta del alma, causada por la magnitud de los peligros y combates, busca su expresión ingenua en el canto y el estilo poético. Así se forma el romance histórico. Estos romances, a menudo en forma abrupta, sin introducción (¡por qué presentar con preámbulos a un héroe que todos conocen!) corren de boca en boca alterándose, mezclándose, confundiéndose, hasta que al fin viene un Homero que reúne una serie de romances por escrito en una larga poesía épica, que luego pasa a ser propiedad nacional, en la cual principian a colaborar innumerables otros poetas.

Una vez creada la verdadera epopeya, el romance corto pierde su interés y se olvida. Por esto en el análisis de las epopeyas existentes nos encontramos casi siempre con la dificultad de que los romances que suponemos como la base de la poesía larga, no han sobrevivido. Este es el caso con la epopeya griega (Homero), con la alemana (Niebelungen, Kudrun) con la francesa (la geste du roi, Carlomagno y sus paladines) con la inglesa (Beowulf) y otras más.

En España la verdadera epopeya no alcanzó a florecer; el Poema del Cid nos muestra un ensayo que ha quedado casi aislado; los romances históricos españoles no son tampoco aquellos romances primitivos de que hablamos, sino poesías cortas sacadas de las epopeyas y las crónicas.

Pues bien, entre los indios araucanos encontramos todos los elementos primitivos de una grande epopeya histórica. Están