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Página:Rosario de sonetos líricos.djvu/168

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LXXVIII

LLUVIA DE ARENA

Corán II 66, V 83, IX 32, LXI 18. [1]

Si Dios escatimándonos la lluvia
nos hurta el agua de frescura llena,
es para que del páramo la arena
usemos en bautismo; arena rubia

cual la que azota en la abrasada Nubia
el simún. Es el Sol el que almacena
la fé de fuego ardiente en nuestra vena,
y nos da un arenal por cada zubia.

  1. Ver explicación en Epílogo y notas.