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para que ya los oídos no me llenes
con tu queja, oye un caso, es tu dolencia:
«Nada me duele más que aquella mano
que perdiera» me dice un pobre amigo
á quien se la amputaron... ilusiones!
dolerle el miembro que le falta! vano
fruto del cavilar que es su castigo;
así son las humanas aprensiones!
S. 19 I 11.