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él tocó en el sitio del encaje del muslo, y descoyuntóse el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, que raya el alba. Y él dijo: no te dejaré, si no me bendices. Y él le dijo: ¿cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y él dijo: No se dirá más tu nombre Jacob si no Israel, ponqué has peleado con Dios y con los hombres y has vencido. Entonces Jacob le preguntó y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y él respondió: Por qué preguntas por mi nombre? Y bendíjole allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel, porque vi á Dios cara á cara y fué librada mi alma.»
XCVII, pág. 206. ... he aquí una palabra intraductible. No es orgullo ni vanidad, ni petulancia, es la complacencia que uno tiene en sí mismo y en sus obras. Y dijo Dios: sea la luz y fué la luz; y vió Dios que la luz era buena.» Gen. I., 3. 4. Y no digo más.
XCVIII, pág. 208. Dice Cremilo en el Pluto de Aristófanes: no me convencerás aunque me convenzas. Y así digo yo.