Página:Sachka Yegulev.djvu/238

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
234
 

los demás miembros de la banda. El sitio fué decidido aquel día mismo, y de eso era precisamente de lo que hablaba en aquel momento Kolesnikov.

Se fué con el marinero. El silencio se hizo aún más denso. Eremey estaba también ausente. Suchok se unió a los que jugaban a la baraja.

Sacha, después de algunos inútiles esfuerzos, se durmió al fin, pero despertó al punto. En todo aquel tiempo, desde que vivía en el bosque, no pudo nunca dormir más de media hora seguida. Sin cambiar de postura, permaneció echado, con los ojos abiertos, pensando en su vida.

Recordaba sin cesar su propia imagen, que había visto en un espejo, en la finca de los Uvarov. Aquí, en el bosque, no tenía ni siquiera un pedazo de espejo. Kolesnikov consideraba esto como una grave privación, y afirmaba, bromeando, que era necesario introducir en las aldeas, al mismo tiempo que la electricidad, espejos para el autoanálisis.

En la casa de los Uvarov el espejo era muy grande, y Sacha se pudo ver de cuerpo entero, desde las botas altas, atadas a las rodillas por una pequeña correa, hasta el rostro pálido. Aquella figura, que hasta ese momento no había conocido, le agradó por su aire de intrepidez y valentía. Ahora evocaba en su memoria los más pequeños rasgos de su rostro, analizaba atentamente el conjunto; en suma:

aquel rostro se caracterizaba por la palidez y el sufrimiento, por una severa dureza de piedra, por un completo hundimiento en el pasado y una renuncia absoluta a la vida personal. Un buen rostro