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RETRATOS DE MUJERES 121

cuatrocientas faltas en la Andrómaca de Racine. Estas faltas inmortalizaron los versos en que existían. Otros críticos acusaban a Boileau de no escribir en francés. El genio hace su idioma... ¿Quién ignora que por Ennius y Lucrecia atacaron a Horacio y a Virgilio? Su latín era desconocido la víspera de aparecer sus obras. Se podrá decir, como es costumbre, que esto abre las puertas al mal gusto; pero, para eso, sería preciso que realmente antes estuviesen cerradas”. Estas citas ¿no hacen entrever que los hombres del movimiento político y republicano habrían llegado a ser a poco los órganos del movimiento literario, si el desarrollo espontáneo que nacía en ellos no se hubiese estrellado como todas sus esperanzas contra las sacudidas despóticas que se sucedieron?

En la Biblioteca universal e histórica, de Le Clerc, edi- tada en 1687 a propósito de Remarques de Vaugelas, se encuentra (pues estas querellas del día son de todos los tiempos) una protesta ¡juiciosa y documentada de un anónimo contra los reglamentos rigurosos impuestos a la frase, contra estas restricciones de la metáfora que habían adoptado el carácter de ley. Los espíritus libres en litera- tura leerán con agradable sorpresa este trozo, de la misma manera que se tiene gran placer en encontrar alguna idea del 89 en Fenelón.

Tengo el placer en este momento, y lo confieso, de con- testar con frases que no son mías a lo que yo creo poco abierto y poco amplio en las teorías literarias aceptadas por nuestros atrevidos políticos, y que son ya manías, en algunos jóvenes críticos testarudos. Los defensores de un gusto exclusivo y de una lengua siempre igual, represen- tan en literatura el papel de marmolillos que cierran el camino. Y es el caso que defienden una causa que cada día tiene menos fuerza. Después de un ataque al muro por un talento que logra abrir una brecha, ellos quieren cerrar y levantan otra pared que luego otros talentos de- rribarán. Hace treinta años negaban a Madama de Staél