RETRATOS DE MUJERES 169
La Correspondencia con Bancal, y algunas otras car- tas inéditas que hemos tenido a la vista, nos presentan a Madama Roland en una fase de su vida que ella no detalló en sus Memorias, después de los años puramente familiares e íntimos, y antes de la entrada de su marido en el Ministerio. Entre las cartas dirigidas a Bosc, pu- blicadas en la última edición de sus Memorias, hay muy pocas que se refieran a esta época; es decir, al espacio de tiempo desde 1789 a 1792, a los últimos meses de su per- manencia en Lyón y a los primeros meses de su llegada a París. La Correspondencia con Bancal, abraza precisa- mente este período. Las diarias impresiones de los me- morables sucesos de entonces fielmente transmitidas a esta alma conmovida, son un precioso tesoro. Las sacu- didas, con frecuencia contradictorias; las esperanzas pre- maturas seguidas de desaliento, y luego acariciadas cor más fervor; las opiniones exageradas y apasionadas, hijas de la ira, pasaron bien, pronto mitigadas; el buen sentido que casi siempre preside, la constante sinceridad, todo contribuye a hacer de estas páginas sin artificio un testi- monio que honra mucho a quien las escribió, al mismo tiempo que constituye una buena lección para los que bus- can en las reflexiones sobre el pasado alguna tendencia de acuerdo con su temperamento, alguna regla ara sus opiniones en materia política, algún freno para sus pri- meros y generosos impulsos. En ellas se siente mejor que en ninguna otra parte la importancia de un punto de contención, de una marcha mesurada hacia adelante, a despecho del ardor alocado de esas almas girondinas que se perdieron entre M. Nécker y Robespierre.
Madama Roland y su esposo habían acogido la Re- volución del 89 con regocijo. Desde 1784 se hallaban ins- talados en Lyón, pasando algunos meses de invierno en esta ciudad y la mayor parte del año unas veces en Vi- llefranche y otras a dos leguas, en el cercado de La Pla- tiére, pequeño dominio campestre frente al bosque de
