RETRATOS DE MUJERES 171
nisteriales y un poco de esa insipidez que en él son muy frecuentes, en general se observa un tono que no es el suyo y algunas veces un llamamiento a lo sentimental que él no ha sabido nunca unir a sus escritos confusos.” Esta prevención contra M. Nécker, que se remonta a 1788, como lo atestigua una palabra en una carta a M. Bosc, y que de una manera poco conveniente se ve en la corres- pondencia con Bancal (pág. 12), no es otra cosa en el fondo, en su crudeza, sino el juicio instintivo y casi in- vencible de los individuos de raza girondina sobre los de familia doctrinaria, juicio muy amargamente devuelto por éstos. Entre Madama Roland y M. Nécker observa- mos. la disidencia en su origen, el divorcio en su naci- miento; pero: los partidos, o al menos las familias polí- - ticas a que pertenecieron, se han perpetuado lo bastante para que podamos generalizar sus caracteres fuera de sus personas. El tipo girondino que se reproduce en cada ge- neración que llega, es ardiente, aventurero, dado a la simpatía popular, confiado sin medida en las reformas rápidas, en la potencia de la única libertad y en la sen- cillez de los medios; sombrío para con sus adversarios y nunca para con sus aliados, pronto a irritarse contra lo encubierto y lo confuso, negando en seguida a los que se atraviesan en su camino el sentimiento y el corazón. Es- tos a su vez, demasiado restrictivos y negativos en su prudencia, sin titubeos en caso de necesidad, en sus sis- temas complejos, para limitar o disminuir el derecho en nombre de la razón del Estado, cargan con la enemistad de los de raza girondina, que ellos unas veces fingen que desprecian y otras los envuelven en una común injuria, afirmando que pertenecen a la secta jacobina para pre- sentarlos como peligrosos. Madama Roland, imputando el maquiavelismo a M. Nécker, a los Comités de la Asam- blea Constituyente y a las notabilidades nacionales de 1790, se excedía. Ausente del foco principal, alejada de los sucesos desde el 5 de octubre, y sin observar los deta-
