RETRATOS DE MUJERES 389
Mil veces me he dicho: Sé como los otros; me he echado a llorar. El recuerdo de la vida tan dispendiada, tan tor- mentosa, que yo he llevado contra toda clase de escollos, con rabia, se apodera de mí de una manera que yo no sabría expresar”.
¡Contradicción punzante y patética! Al mismo tiempo que cerca de una persona admirada y amada se quejaba de cierto rigor habitual que quiso suavizar, se hacía ór- gano de cierta santidad mística que quería sugerir. El es- cribía: “Yo me digo que es preciso que yo sea así para atraeros a una esfera de ideas en la que yo mismo no ten- go la dicha de estar; mas la lámpara no ve su propia luz y la extiende en torno de ella... He pasado todo el día solo y no he salido sino para ir a ver a Madama de Krud- ner. ¡Mujer excelente! No sólo sabe todo, pero ve que una pena terrible me consume. Me ha tenido a su lado tres horas para consolarme, aconsejándome que rezase por lo que me hacían sufrir, y que ofreciese mis sufrimientos en expiación por ellos si tenía necesidad”, Y más lejos: “Yo soy una lira que el huracán destroza, pero que al rom- perse esparce la armonía que vos debéis escuchar... Yo estoy destinado a alumbraros consumiéndome... Yo que- rría creer e intento rezar...” Por desgracia para Benja- mín Constant, estos anhelos que revivían cerca de Ma- dama de Krudner, y que llegaban hasta la exaltación cuando rezaba el Padre Nuestro con ella, no se sostenían en su intensidad, y pronto tornaba a la ironí: , al cansan- cio que le producía todo, de lo que no le sacaban más que los asaltos de sus nobles pasiones de ciudadano !.
A su salida de Francia después de 1815, Madama de Krudner atravesó sucesivamente diversos Estados de Ale- mania, conmoviendo con su voz a los pueblos y en seguida expulsada por los gobiernos. M. Bonald la hizo objeto de sus
._ 1 Al hablar de la relación de Madama de Krudner con hombres ilustres, digamos que conoció a M. de Chateaubriand cuando Atala (1801), Las ilustres Memorias darán cuenta de una carta que ella le dirigió a Roma en ocasión de la muerte de Madama de Beaumont.