RETRATOS DE MUJERES a
devota; llegaba a los manantiales elevados por reflexión, por la soledad y por todos los dolores que la oprimían. Un día que una persona íntima, en 1824, sorprendió en ella una viva indignación contra los proyectos de Villéle, te- niendo en la mano un vuvumen del conde de Roy sobre el 3 por 100, hablando animadamente con conocimiento de causa, y presagiando la ruptura inevitable con su elo- cuente amigo, ese día por la mañana había leído y medi- tado sobre las Reflexiones cristianas, que se esforzaba por grabar en su cerebro. Había conservado mucha sangre girondina, impulsos generosos, abnegados, inútiles, que se estrellaban contra los obstáculos que la época presentaba. Como, a propósito de uno de esos ímpetus, un amigo le hiciese observar que tenía derecho de ser tan liberal por ser su padre M. de Kersaint ella contestó: “¡Oh, sí, mi pobre padre! Amaba la libertad como es preciso amarla; pero nunca fué demasiado lejos con la Revolución y quiso defender a Luis XVI”. Distinguía cuidadosamente las ideas liberales de las ideas revolucionarias, teniendo horror por las segundas y culto por las primeras. Esto, junto con la costumbre de reprimirse delante de la sociedad, y con la facilidad con que la mujer de clase distinguida recobra su calma, hacía de ella el tipo de modelo de la Restauración.
Esta naturaleza demasiada franca debía algunas veces sorprender en esta época de partidos irritados y en una sociedad de etiqueta, y así, no se salvó de la envidia ni del odio. La odiaban en ciertos círculos fanáticos por el brillo de sus salones, por sus opiniones liberales, por la clase de gentes, decían, que la frecuentaban, y, a veces, sus amigos recibían cartas anónimas odiosas. No ignoran- do esto, sufría y se esforzaba por separarse de una socie- dad en la que las enemistades son tan activas y en cambio las amistades más lentas, e infieles muchas veces. Todas estas pasiones, tan humanamente nobles, estos celos exce- sivos, políticos o maternales, estas preferencias, estas fugas de un alma que aspira a abrazar mucho, comenzaron a