Página:Salvador Esquema sexual.djvu/10

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xo de sus puntos de fijación, las situaciones vitales le han de der su blanco. Pero todo ello en fuerza de lo mesológico, de las pulsaciones exógenas: acontecimientos, factores interpsico- lógicos y sociológicos, posibilidades materiales. No hay instin- to sin raíz orgánica, pero tampoco lo hay sin bicgrafía, es de- cir, sin un centenido y asidero en que se fije. Creemos que ca- rece de sentido no sólo la invocación unilateral de herencia, de un lado, o de factores psicogenéticos y mesológicos, de otro, sino la terca empresa de sacar avante la predcminancia del uno a expensas del otro.

La conjunción de la carscterología y del psicoanálisis nos ofrece un risueño alborear de una antropología que obedezza e las nuevas leyes de la totalidad, de la estructura, del senti- do. Y ese día hrbrá un nuevo Drscartes que localizrrá el alma en la totalidad corporal. Así, cuerpo y alma, constituirán una unidud.

Las proyecciones sociales y jurídicas de tal ciencia de la vida, ofrecen posibilidades que exceden nuestra im"ginación.

Este libro, que pronto habrá de abrirse a la curicsidad del lector, constituye un poderoso alegato en fuvor de los impera- tivos de la vida y de la humanidad. Su autor, ormado de ló- gica inflexible, no se arredra en contribuir a la demolición de aquellos cadavéricos princirios que informaron una cultura ye periclitrda. Su insuficiencia reclama la erección de un nuevo y firme monumento de convicciones éticas, sociales, políticas, jurídicos y pedogódicas.

Humberto Salvador, estudiante de derecho. ha sabido guar- dar la coherencia y lealtad consigo mismo, al proclomar muy en claro, en esta, su tesis universitaria, todos aquellos idrales que su fina sensibilidad artística vertió en otros magníficos li- bros. Y también, esta vez, ha sido consecuente con sus nrecla- ros viaías: la dialéctica materialista y el psicoanálisis freudia- no. Aseguraría que en esta ocasión pide arrogantemente que la ciencia jurídica descienda del cielo y palpite al calor de hu- manidad.

JORGE ESCUDERO.