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Página:Seis personajes en busca de autor.djvu/60

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LUIS PIRANDELLO

oprobio en la bestialidad humana que cierra los ojos para no verlo. ¿Qué hace si no la mujer? Nos mira incitante, provocadora y, apenas sitiada, cierra los ojos. Es la señal de su rendición; el signo con el que dice al hombre: «¡Ciégate; yo estoy ciega!»


La Hijastra

¿Y cuándo ya no cierra los ojos? ¿Y cuándo ya no siente la necesidad de esconder a sí misma lo vivo de su vergüenza, y por el contrario ve, con ojos ¡ay! secos e impasibles el rojo de la vergüenza del hombre, que, aun sin amor, se volvió ciego? ¡Ah! Qué asco, qué asco, no provocan entonces todas estas complicaciones intelectuales, toda esta filosofía que descubre a la bestia y luego quiere salvarla, disculparla... ¡Ah, me repugna oír ciertas cosas! Porque cuando nos vemos obligados a «simplificar» la vida, brutalmente, arrojando a la calle los estorbos «humanos» a las más castas aspiraciones, a los más puros sentimientos, idealidades y deberes, pudor y vergüenza, nada indigna y asquea tanto como ciertos remordimientos. ¡Lágrimas de cocodrilo!


El Director de la Compañía

¡A los hechos, señores, vayamos a los hechos! ¡Esto no es más que una disputa!