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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo II (1818-1819).djvu/420

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SENADO CONSERVADOR

a que no he podido concurrir, se han entregado prontamente i con tanta escrupulosidad que, haciéndose prolijos rejistros, se ha dado ruzon de los terneros de año que se han hallado; ¿i esta conducta es compatible con lo que a Prado se atribuye? I si lo es ¿por qué no me lo ha significado el Teniente-Gobernador para poner oportuno remedio, o por qué no ha procesado a ese hombre criminoso? No hai que equivocarse: o los excesos que se suponen no son ciertos i se finjen para dar colorido al desarreglado bando, o se aparentan para acriminar la inocencia.

No puedo persuadirme que el Teniente-Gobernador de Petorca me tenga por un enemigo de la causa de América, porque, si lo ignora, debe saber que mis servicios, aun mas desinteresados que los de algunos otros, no dejan una razon de dudar de mi opinion; i así entiendo que la espresion que vierte de que si el dueño de la hacienda es enemigo de la causa, lo son los inquilinos, con los que tiene un cuerpo de jentes para atacar los derechos de libertad, será contraida a otros hacendados i no a los de Petorca, porque seria un criminoso i seria un delincuente contra la patria i contra el Gobierno, si en su jurisdiccion permitiera semejante peste de la sociedad, esponiendo la seguridad i tranquilidad públicas que le están tan recomendadas.

Últimamente, señor, por mas que este funcionario quiera vigorizar las reflexiones que apunta en su informe para sostener su providencia, no descubrirá US. otra cosa que una precipitacion en la resolucion, introduciendo el verdadero desórden que se intenta fomentar; i sí creo que US. debe repararlo, i espero se sirva instruir a la Autoridad Suprema que si el Teniente-Gobernador de Petorca no debió publicar el bando reclamado, será consiguiente que, declarando la nulidad que encierra, se mande revocar, haciéndole entender que, para lo futuro, debe observar la máxima de consultarse, segun lo exijan las circunstancias.

Por tanto,

A US. suplico así lo provea, que es de justicia etc. —Manuel Ruiz Tagle. —Villarreal.


Santiago, Marzo 5 de 1819. —Visto este espediente, con lo espuesto por el señor Fiscal en su vista de f. 7 vta, i en atencion a hallarse en estado de resolucion definiva, en su virtud i en cumplimiento del supremo decreto de 8 de Enero último, corriente a f. 4 vta., elévese por secretaría con el correspondiente oficio al Excmo. Supremo Gobierno. —Guzman. —Aguirre. —Araos.


Núm. 552

Santiago, Marzo 9 de 1819. —Se declara que el Teniente-Gobernador de Petorca no tuvo autoridad para hacer las declaraciones constantes del bando de f. 1, como que son propias solo de la autoridad lejislativa, i que faltó al cumplimiento de su obligacion en no haber proveido en justicia a los reclamos de los inquilinos contra los hacendados que los oprimian con trabajos i obligaciones superiores a sus fuerzas i facultades; i mucho mas en haber disimulado la conducta anti-patriótica de don Francisco Prado, mayordomo de la hacienda de don Manuel Ruiz Tagle, contra quien debió haber procedido, así por razon de su opinion, como para averiguar su malversacion en el manejo de los ganados secuestrados al prófugo Sofia. Trascríbasele este decreto i pásese el espediente al Excmo. Senado, para que acuerde lo que estime justo sobre correjir los abusos de los hacendados respecto de sus inquilinos. —O'Higgins. —Echeverría.


En treinta i uno de Marzo, hice saber la providencia anterior a don Manuel Ruiz Tagle, de que doi fé. —Araos.


Núm. 553

Excmo. Señor:

Tengo el honor de incluir a V.E. las representaciones del sobrecargo del bergantin Trinidad para que, acordando acerca de ella lo que estime justo, se digne avisarme su resolucion. —Dios guarde a V.E. muchos años. —Palacio Directorial de Santiago, Abril 14 de 1819. —Bernardo O'Higgins. —Excmo. Senado del Estado.


Núm. 554

Excmo. Señor:

Convencido íntimamente, desde que se dió la batalla de Maipú, por los mismos principios que V.E. me espone en acuerdo de 1.º del corriente, de lo preciso i necesario que era el hacer una espedicion contra el Perú, traté de formar una Marina, cuando no superior a la de los enemigos, a lo ménos que les fuese respetable i al mismo tiempo capaz de protejer nuestros trasportes, caso que ellos quisiesen estorbarla, atacándola en la mar. Para ello rescaté, por cuenta del Estado, las acciones con que habian ayudado los particulares en la compra de la fragata Lautaro, compré el navío San Martin, la corbeta Chacabuco, el bergantin Araucano, i encargué a nuestro diputado en Buenos Aires practicase igual dilijencia con los dueños del Galvarino. Reunidos estos buques en Valparaíso, me puse en camino para aquel puerto a activar sus aprestos; i conseguí saliesen a la mar el 9 de Octubre último, dando al Comandante de estas fuerzas, las instrucciones necesarias. El suceso acreditó a los pocos dias mis fatigas i esperanzas. La fragata de guerra Isabel cayó en nuestro poder i segui-